4. Después de
 aquellas experiencias todo mi mundo parecía haberse caído en el abismo de los
 recuerdos de mi familia, recuerdos felices después de todo...
Debo decir que
 durante los primeros momentos siempre estuvieron muy pendientes de mi la
 verdad, teníamos a nuestra celadora que cuidaba de los niños huérfanos, se
 llama Consuelo y era una persona de mediana edad, de trato muy afable y agradable
 que con su vocación de servicio hacia la vida más feliz a los niños que
 estábamos en aquel lugar.
Aquella noche
 paso muy larga y no pude dormir nada, al día siguiente Consuelo al verme en la
 ventana medio dormido y con lágrimas me pregunto si me pasaba algo y yo no
 respondía. Se encargo de vestirme y arreglarme y llevarme a los comederos que
 había en la residencia, los cuales por cierto eran muy grandes. Pasado un
 tiempo me entere que eran dos y cabían alrededor de unas 350 personas en cada
 uno , después de eso fui a recoger el desayuno y me sentaron en una
 de las mesas que habían en las cuales cabrían cerca de quince o veinte personas
 y allí desayune con el resto de compañeros, a los cuales no conocía a ninguno.
 
Todos me
 preguntaban si conocía a mis padres y yo les decía que si, tras lo cual seguía
 cada cual a lo suyo y así termino el desayuno. Después nos llevaron al patio de
 la residencia de huérfanos a jugar ya que era fin de semana y siempre estábamos
 más relajados.  Ahí empecé a hacer mis primeras amistades, recuerdo a un
 chaval pelirrojo que se llamaba Alejandro que por lo visto era de los más
 mayores y según creo el que más tiempo llevaba en el lugar, también pude
 conocer a Alex que había entrado más o menos en las mismas fechas en que yo
 entre y a Roberto un chaval incluso más pequeño que yo de unos cuatro o cinco
 años del cual siempre estaban muy pendientes.
 
He de decir que
 mi nombre siempre ha sido motivo de burla entre los niños y más a esas edades
 en las cuales no se sabe lo que se dice ya que muchas veces se podía herir a
 otra persona aunque no se dieran cuenta.
De esta forma
 pasaron mis primeros días, descubriendo lo que para mi parecía ser un
 "nuevo mundo" desconocido y en el cual me intentaba integrar lo mejor
 posible pero no siempre era fácil. Por suerte mi carácter siempre ha sido muy
 independiente y tampoco he necesitado en demasía la compañía de terceras
 personas para poder sentirme a gusto, eso me vino bien. 
 
No tuve
 demasiados amigos en el lugar, tan solo dos o tres.
 
 